miércoles, 13 de abril de 2016

LECTURA DE IMAGENES

Las propiedades de las imágenes son múltiples, y han de tenerse en cuenta a la hora de analizarlas:
  •  Iconicidad y Abstración. Al analizar una imagen se puede tener en cuenta hasta qué punto se asemeja a la realidad. El máximo parecido es la realidad icónica y cuanto más alejado se encuentre de la realidad hablaremos de la abstracción. En el actual contexto digital intentamos distanciarnos  de la realidad, dando una imagen de esta que se supera a sí misma.
  • Monosemia o Polisemia. Una palabra puede llevarnos a pensar en varias significados. Hay imágenes que tienen un significado obvio y único, siendo precisas (monosémica). Sin embargo, hay otras en las que se refuerza la ambigüedad y se alejan del significado obvio (polisemia).  Se trata de explotar los significados múltiples de la imagen, siendo un proceso muy empleado en la publicidad y el cine.
  • Originalidad o redundancia. Si tuviéramos que definir la originalidad diríamos que es aquello que se sale de lo común, distinto a lo ya visto. Hay campañas que nos siguen resultando interesantes aunque en ellas se homenajea a pintores o artistas que fueron originales en su momento.  Ejemplo: recurrencia al cartelista Toulous Lautrec en carteles actuales.


 “Un perro andaluz”, obra surrealista dirigida e      interpretada por Luis Bruñel en 1929 con la colaboración en el guión de Salvador Dalí, juega  con el mundo onírico. Intenta aproximarnos a la realidad con una  vaca maquillada que representa el ojo. La originalidad radica en el  intento de trasmitir en imágenes lo que Froid  estaba teorizando: la influencia del mundo onírico  en lo que proyectamos en la vida real.





Por otro lado está la redundancia. Algo redundante es aquello que ya es conocido para el receptor. Llega a dar lugar en su máximo nivel a los estereotipos o los clichés. Lo importante como  futuros publicistas sería crear nuevos mundos simbólicos que se salgan de esta realidad impuesta.
  • Analizar una imagen (lectura): Denotativo y connotativo.
1º fase. Lo denotativo sería un nivel básico de descripción, que impide la incorporación de ideas que vayan más allá. Somos lo más objetivos posibles sin realizar juicio de valor.
2º fase. Siempre tendemos a explicar ideológicamente o connotar sobre lo que explicamos, es decir, unimos la reflexión a nuestra opinión subjetiva.

Siempre existe cierta dificultad para explicar una imagen sin dar una valoración objetiva. Intentémoslo con la siguiente. Desde un punto de vista denotativo, encontramos una S de color rojo sin cerrar que acaba en gotas. Un punto rojo e imperfecto que puede semejarse a una gota. La O, sin cerrar y de trazo menos tenue. Otro punto y finalmente una S todavía más inacabada y casi ilegible. Todo ello sobre un fondo blanco que hace que contraste las letras rojas.
Si entramos en un nivel connotativo, más abierto a la subjetividad, podríamos creer que está escrito con sangre, que implica una solicitud de auxilio, o que cada vez sea menor la nitidez implique que se está acabando la sangre, no se dona suficiente y no hay ni si quiera para acabar de escribir SOS. 
  •  Sencillez frente a complejidad. Si una imagen se aproxima más a un significado único, será más sencilla. Mientras que si es algo no visto, salido del estereotipo y por tanto original, será más difícilmente reconocible.

Lo que sucede a la hora de crear algo en el ámbito publicitario, teniendo en cuenta que es más complicado reconocer algo original, polisémico y abstracto y complejo, es que no comunicamos en un estándar comprensible a todo el público. 

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