viernes, 4 de marzo de 2016

EL FRACASO EN LA ANIMACIÓN LECTORA



"Donde la prensa es libre y todo hombre es capaz de leer, todo está salvado"
Thomas Jefferson.




La falta de alfabetización ha servido siempre para que una minoría sometiera al conjunto de la ciudadanía, pues esta era fácil de manipular. De este modo, el fracaso en la animación lectora aumenta la brecha entre los poderosos y los que se dejan dominar.
A principios del siglo XX había en España un 60% de personas analfabetas. A fecha de 2011, más de 840.000 personas residentes en nuestro país no sabían ni leer ni escribir, y de ellas, casi el 70% eran mujeres (571.600), según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Según el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos (EPT) realizado por la Unesco en el 2015, aún existen 781 millones de personas analfabetas en todo el mundo, siendo la mayoría de ellas niñas y mujeres.
A principios del siglo XXI, se han registrado datos preocupantes acerca de la lectura en España: un 50% de las personas no leen. El propio sistema va en contra de promover la lectura, teniendo los libros impresos un  IVA reducido al 4%, mientras que el de los libros electrónicos asciende al 21%. En mi opinión, los libros son motores de adquisición y transferencia de conocimiento, de modo que deben ser tratados como productos básicos para apoyar la lectura, la educación y la economía.
La Unión Internacional de Editores aboga por un cambio a una tasa cero de IVA en todos los libros por  beneficios sociales, culturales y económicos a medio y largo plazo.

La reducción del IVA en los libros electrónicos tiene sentido obvio si queremos mantener una lectura asequible, independientemente del formato
 José Borghino (Policy Director de la IPA)

Asimismo, en los colegios se llevan a cabo proyectos para promover la lectura. Sin embargo, se trata de intentos fallidos, pues los alumnos  la conciben como una imposición y consecuentemente la rechazan. Además, los libros clásicos no suelen ser de interés para el alumno, de modo que se ha de incentivar una lectura que implique sentirse atraído por el libro, que te enganche. 



Finalmente, quiero acabar esta entrada con una reflexión del escritor estadounidense  Ray Douglas Bradbury, creador de la obra Crónicas marcianas (1950) y la novela distópica Fahrenheit 451 (1953).


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