miércoles, 16 de marzo de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL CONSUMO DE APARATOS TECNOLÓGICO .



Hoy hemos realizado en el aula una nueva práctica consistente en plasmar nuestra visión personal sobre el número de horas que utilizamos los aparatos electrónicos a lo largo de un día, es decir, cuánto tiempo estamos realmente conectados.
 Realizar mi propio análisis me sorprendió bastante debido a que me percaté del desorbitado uso que hacemos de estas nuevas tecnologías de las que ahora disponemos, y es que no puede hablarse de minutos, sino de horas completas.


Fueron varias las conclusiones a las que llegamos. En primer lugar, no pasamos el mismo número de horas produciendo mensajes que siendo receptores de estos. Por ejemplo, el consumo medio de un grupo de seis personas se situó en 10 horas como receptores mientras que alrededor de 1 hora y 30 minutos como productores. Por otra parte, ha de tenerse en cuenta y a modo de excusa a tales cifras, que pueden llevarse a cabo varias actividades a la vez, como por ejemplo, escuchar la radio mientras se navega por Internet o se revisan las redes sociales.
Otro hecho del que nos hemos percatado es que ya casi no usamos los teléfonos para una de sus funciones principales, la de llamar. Sólo los estudiantes que procedemos de otras ciudades que no son Segovia tenemos una media de minutos más elevada. Puede encontrarse un porqué en el reciente resurgimiento de nuevas posibilidades, como por ejemplo, las múltiples redes sociales existentes o el hecho de que se puedan realizar video chats con ciertas aplicaciones de forma gratuita.

En último lugar, otro dato que se ha de destacar es la progresiva pérdida de importancia de la televisión frente a los ordenadores. Mientras que la primera nos obliga a seguir un horario de contenidos preestablecido, Internet ofrece toda una amplia variedad que puede ser reproducida en el momento que se desee, siendo de este modo más cómoda para los receptores.



Actualmente, vivimos en una era completamente tecnológica. El ordenador, la consola, el móvil, GPS, las cámaras digitales, reproductores musicales, los videojuegos, la tableta: este es el equipamiento común de buena parte de la sociedad.
Internet ofrece grandes posibilidades de acceso múltiple y los teléfonos móviles facilitan una mayor autonomía y  permiten organizar relaciones y actividades de una manera más ágil. Por su parte, los videojuegos pueden desarrollar muchas capacidades: coordinación psicomotora, orientación espacial, coordinación espacio-temporal…, si son utilizados de una forma responsable y por otra parte, el gran peso de las redes sociales concede la posibilidad de estar conectados las 24 horas del día.
Sin embargo, a día de hoy realizamos un uso superficial de las nuevas tecnologías. De este modo, se ha empezado a advertir sobre los riesgos y el impacto del mal uso de estos aparatos tecnológicos. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se advierte que “para el año 2025, la dependencia a dispositivos móviles será de un 95% convirtiéndose en una adicción constante”. También afirma que estar permanentemente al lado de estos dispositivos podría aumentar el riesgo de tumor cerebral, asociándose tal efecto al contacto directo con las ondas electromagnéticas que los aparatos producen. Entre otros síntomas, se destaca también: insomnio, dificultades para concentrarse, dolor de cabeza y ansiedad. Por su parte, las dificultades físicas también hacen presencia en el momento en el que se  abusa de estos dispositivos,  ya que malas posturas del cuerpo pueden generar contra indicaciones en la salud física y motora.

Como conclusión y a modo de recopilación de todo lo expuesto, podría decirse que estar comunicados y deleitarnos de las facilidades de los aparatos tecnológicos tiene grandes beneficios, pero también supone grandes problemas, ya que cada vez abusamos más y terminaran por formar una parte indispensable en nuestra vida cotidiana. 

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